Cuando hablamos de un clásico de la literatura, de cualquier idioma, nos referimos a una obra que representa la cúspide de la narrativa en su expresión escrita, tanto por la caracterización de su formato (ya sea poesía, soneto, novela, letrilla o alguno de los muchos otros), como por la relevancia de su contenido, el cual usualmente es complejo y elaborado, de carácter semi-ficticio y trascendencia temporal. Sin embargo, al referirnos a la oración anterior, ¿qué hacer cuando uno desconoce el significado de «cúspide», «acervo» o «trascendencia»? Mi problema con los clásicos es que en muchos programas educativos alrededor del mundo estas obras se instituyen como una lectura básica e inicial. El dicho dice que «uno no puede correr antes de caminar»; pedirle a un estudiante de primaria que comience su actividad lectora con El lazarillo de Tormés, Platero y yo o cualquier otro de los «clásicos», no tan sólo es pedirle que corra sino que venza el nuevo récord mundial para maratón de 2:03:23 ¡y con vallas!. La literatura no tiene por qué ser pomposa ni complicada y si comencé este escrito con una estructura de tremendas oraciones compuestas subordinadas es precisamente para demostrar lo que uno es capaz de leer (y escribir) cuando se empieza poco a poco. Si lo que se quiere es tener más lectores, habrá que comenzar por escribir cosas sencillas. Una vez que se inculca el hábito de la lectura es cuando se avanza de nivel. Descrito de manera más sencilla, ¿alguna vez has visto un pokemon nivel 12 que le gane a alguno de la élite de la Liga Pokemon? Intenté leer Rayuela, otro clásico, de Julio Cortázar pero se me hizo (ambos) pedante y complicado. No me da pena aceptarlo ni comentarlo, lo que sí me da pena es que mucha gente critique por no disfrutar o comprender lecturas tan eruditas. Habrá que ponerse a pensar si el mundo no es un lugar de ávidos lectores porque la calidad de los escritos «sobrepasa» a la de los lectores o si entre lectores se quitan las ganas por no ser lo suficientemente amigos del diccionario y el elevado pensamiento académico, porque aparentemente uno ya nace sabiendo. Cualquiera que sea la razón, creo que una forma de resolver esto es creando textos sencillos que no por eso sean menos maravillosos (por eso pegó tanto la serie de Harry Potter y 50 sombras de Grey) y ya después, cuando uno tenga ganas de sacar los lentecitos a la John Lennon para probar la erudición, entonces saltarle a El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
8 Comentarios
Ana Cristina Fuentes
1/10/2013 09:02:17 pm
Estoy de acuerdo, Yo he intentado leer varias veces el Quijote y se me hace muy complicado, en lo que me atrapa tengo que ir mil veces al diccionario. Siempre he sentido que necesito cierto tipo de entrenamiento, y lo he dejado de largo.
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Gelis
10/1/2014 04:42:33 pm
Pues por eso hay que empezar con lo chiquito ;) como el súper enlace que me enviaste con los 100 cuentos cortos :D (que igual están escritos muy floreado, pero aún así es más fácil cuando la extensión es más chiquita).
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Dasek Orozco
18/10/2013 01:34:13 am
Ciertamente los clásicos se vuelven lecturas de segunda mano, digo recuerdo al periquito sarmiento y a otras historias mas, que fueron destrozadas por aquellos quick que con tal de vender hacian copias malisimas de los mejores libros,para no ir tan lejos , metamorfosis de Franz Kafka
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Geli
10/1/2014 04:47:14 pm
Pero ¿estás hablando de las traducciones o a qué te refieres con copias malas?
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2/12/2013 05:36:08 pm
Estoy de acuerdo. Sobre todo porque has mencionado a John Lennon. Primero tuve que entender sus canciones antes de leer y entender William Shakespeare.
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Geli
10/1/2014 04:55:20 pm
Gracias, Ernesto.
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Sergio Jimarez
10/1/2014 03:55:12 pm
Como muchos, yo también intenté con el Quijote, más que nada pienso que también es una cuestión social, me refiero a que siempre vamos a decir que un "clásico" se nos va a complicar porque ya no estamos en el mismo contexto espacio-temporal (nada que ver con física, que quede claro). Ahora, no creo que sea importante el tener en casa la obra completa de Nietzsche o de Cervantes y haberlos leído para sentir la intelectualidad correr por nuestras venas, el paso a pasito; soy de la idea que empecemos por escribir completas las palabras de los mensajes de texto y a leer las cajas de cereal del desayuno, ya después podremos pasar a escribir recados coherentes pegados en la puerta del refrigerador y a leer la composición química del champú mientras ocupamos el baño, así, hasta poder hablar sin faltas de ortografía y escribir sin mal aliento.
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Geli
10/1/2014 04:50:01 pm
Jajaja, no manches Sergio, ¡me encantó tu comentario!
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#GelichuCuando Angélica va de camino por un té y no tiene nada con qué escribir o está a punto de quedarse dormida, se le ocurren las mejores ideas. Más sobre ella. Notas anteriores
Abril 2018
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