Mi abuelita, quien murió antes de que el Internet estuviera por todos lados y tuviera la oportunidad de usar un teléfono para leer mi blog (o explicarle qué cosa es un blog), decía «valiente ayuda» para indicar que algo no sirve para nada.
Así, seguramente hubiera dicho de mí: «valiente escritora», no porque me dedico a crear revoluciones de pensamiento o haya la más mínima pizca de valentía en mis escritos –aunque espero algún día poder tener una influencia así de importante–, sino porque casi siempre se me olvida apretar el botón Publicar.
Digo que se me olvida porque quiero aclarar que, en mi cabeza, siempre estoy escribiendo y publicando cosas. Algunas interesantes, algunas dramáticas, otras románticas y unas chistosas. [Lo más bueno es cuando publico cosas chistosas en mi cabeza, porque me río todo el tiempo y la gente en el tranvía se me queda viendo como si estuviera loca].
Si alguien sabe de alguna máquina que transfiera los pensamientos a mensajes de texto, háganmelo saber (no importa que sea cara, seguro le sacaría mucho provecho). Disculpas a todos mis lectores (si es que todavía quedan) por mi falta de constancia al publicar y por –de repente– publicar cinco o seis cosas a la vez. Espero pronto poder encontrar la máquina que lea la mente o, por lo menos, una buena técnica para poder escribir todo lo que se me ha estado ocurriendo últimamente. De a mientras, les ofrezco en la barra de la derecha el botón de suscripción, para que reciban una notificación cuando publique algo nuevo. No se preocupen que si de por sí se me olvida publicar cosas interesantes, más se me va a olvidar publicar spam. No le tengan miedo al botón y suscríbanse. ¡Gracias por leerme!
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#GelichuCuando Angélica va de camino por un té y no tiene nada con qué escribir o está a punto de quedarse dormida, se le ocurren las mejores ideas. Más sobre ella. Notas anteriores
Abril 2018
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