¿Has leído Mujercitas, El señor de los anillos, Metamorfosis o la Biblia? Todos estos libros que seguramente has leído en español se escribieron originalmente en otro idioma. Aunque parezca obvio, esto fue posible gracias al trabajo de los traductores (y no me refiero al programa de Google); lo que todavía no es posible es el reconocimiento de ésta y muchas otras labores especializadas que desafortunadamente tiene un modo muy peculiar de trabajar. Fácilmente puedes nombrar 20 autores no hispanohablantes, pero ¿puedes decirme el nombre de algún traductor famoso? Como ejemplo, ¿sabes quien tradujo El señor de los anillos al francés? Porque yo no. Creo que el problema con la fama está en los mismos traductores, quienes penalizan y critican el trabajo de otros. Frases como «hubiera quedado mejor así» o «yo lo hubiese puesto asá» cruzan la cabeza de un traductor muchas más veces que «muy buena solución» o «eso no se me había ocurrido». Si eres traductor y dices que no es cierto, puede que estés diciendo mentiras; si de verdad estas ideas nunca han cruzado tu cabeza, te felicito.
Hay muchas formas de decir la misma cosa; la traducción es una labor personal que va cargada con el estilo de cada traductor. Entonces, no es de locos comparar cómo es que otros expresan la misma idea; lo que sí está de locos es el modo en que a veces indicamos un error de significado. Sería bueno no ser tan pesados con las comparaciones y apreciar el esfuerzo de cada uno. Puede que ahora estés pensando: «Claro, pero entonces ¿cuál va a ser la calidad?». Frases como estas matan más la inspiración que no entender el texto original y sería mejor nunca tener que pensarlas (ya no digo que decirlas). Cuando platiqué con una amiga traductora, me comentó que estaba muy contenta de haber encontrado a alguien con quien trabajar que en lugar de criticar sus errores, le indicaba amablemente qué se podría cambiar y cuál sería una mejor solución. No tan sólo mejoraba la calidad de la traducción, pero también su aprendizaje. Tal vez si aprendemos a ser más amables y dejar de comparar a unos con otros, la traducción, y muchas otras profesiones, se podría convertir en una labor más reconocida y podríamos llegar a tener traductores de fama internacional: «Honor a quien honor merece».
1 Comment
dr. murdock
15/10/2014 07:12:31 pm
hay una frase que dice en latín tradutore traiditore...o algo así...por eso políticamente cambian lo que conviene.... dudo mucho que el oficio de interpretar sea reconocido pues casi nadie interpreta y casi nadie escucha....pero tal vez una compañía de traducción de la novelas de Telemundo y univision seria lo mas loable...tantos acentos en una famila ......mmmmmm
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#GelichuCuando Angélica va de camino por un té y no tiene nada con qué escribir o está a punto de quedarse dormida, se le ocurren las mejores ideas. Más sobre ella. Notas anteriores
September 2020
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