![]() La semana pasada se metieron dos codornices a mi casa y entré en pánico. Hubo algunos afortunados a los que les tocó ver las fotos y el video, por que no sabía qué hacer. Para los que dicen que no le tengo miedo a nada, definitivo no me han visto cerca de cualquier animal con pico y definitivo que tampoco saben el por qué. Todo comenzó con un tlacuache, un gallo, dos conejos, un perro (mitad lobo) y mi cabeza. En el 96, cuando fuimos al Chedraui de Lucio, nos compramos dos conejos, uno amarillo (Madonna) y uno negro (Whitney). Cuando llevé a Whitney a mi casa, mis mascotillas de aquel entonces –el Rufo y la Cucha– acorralaron al conejo, así que tuve que llevarlo a casa de mi tía, a la que le habíamos regalado al perro lobo. Mi abuelita tenía un gallo blanco, con la cresta muy muy roja. Todos los días le llamaba «Poooolloooo» para darle de comer y el gallo corría a recoger maíz. Nadie se le podía acercar mas que mi tío. A mi abuela la picó dos veces en la pierna y le hizo heridas bastante feas. Aún así, no quería deshacerse de su pollo, al que nadie más quería. Era verdaderamente diabólico.
Un día Madonna desapareció porque (según) había un tlacuache que se la había comido. Entonces, en la noche había que meter a Whitney a una cajita; vivía en el jardín de atrás, donde vivían el gallo y el perro lobo. Cada vez que alguien salía, había que llevar una escoba porque el gallo se lanzaba a toda velocidad sobre cualquier cosa que tuviera enfrente. Todo debió haber durado unos 10 segundos. Me agaché a levantar la reja con el conejo en una mano y una escoba en la otra. El gallo se trepó por mi espalda y me picó la cabeza. Muy a la Kill Bill, chorreaba la sangre por todos lados y grité como nunca. Después de que limpiaron la cabeza y me compraron una caja de duvalines (no uno, la caja entera), mi abuela defendió al gallo: «Seguro que la niña se pegó con un clavo de la galera». Varias personas intentaron buscarle una casa nueva al gallo pero mi abuela se opuso rotundamente. La justicia divina llegó cuando el gallo murió una muerte trágica, lenta y –supongo que– dolorosa cuando se quedó atorado de cabeza en un árbol y lo encontraron una mañana colgado de una pata, con las alas abiertas. Siempre he tenido ganas de raparme, para ver si se nota la evidencia.
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#GelichuCuando Angélica va de camino por un té y no tiene nada con qué escribir o está a punto de quedarse dormida, se le ocurren las mejores ideas. Más sobre ella. Notas anteriores
September 2020
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