![]() Quienes me conocen saben que soy obsesiva. No un poquito, ni doy la pinta, ni de vez en cuando. Siempre. De hecho, la imagen de esta entrada me la mandó una amiga que me dijo: «Mira, Geli. Te encontré en una caricatura». Mi mamá se aventó todos los años unos mega fiestones para mi cumpleaños, pero yo nunca estuve contenta. A veces eran los invitados, a veces el pastel, a veces los regalos, a veces la piñata o a veces el clima, pero siempre encontraba una razón para estar enojada y decir que todos mis fiestas eran una porquería. De hecho, platicando con amistades que reencontré en el Facebook, tres ex-compañeros de la primaria me comentaron que esperaban mis fiestas porque siempre eran las que tenían mejor organización (también sirvió de mucho tener una casa de Barbies de metro y medio).
Fuera de la ortografía, nunca me he caracterizado por ser una persona diplomática, ni cuidadosa con mis palabras (y en mis cumpleaños, menos) –por algo me han corrido hasta del país– y le agradezco infinitamente a mi madre no haberme regalado o llevado a perder al bosque cuando tuvo la oportunidad. Este año me dediqué a disculparme, en persona, con toda la gente a la que alguna vez ofendí con mis comentarios de cumpleaños como: «mejor no me hubieras dado nada» y «¿quién te invitó». Si bien la razón porque la que hice corajes por 29 años no es porque mis expectativas fueran inalcanzables, sino porque nadie lee la mente (y mi mente, ya saben, es... peculiar). Así que por los pasados 6 meses me dediqué a planear el #Gelifest2015. Ahorré dinero y formé amistades con personas específicas, como la chef de una pastelería y el dueño de una heladería italiana, hice piñatas y envueltos exactamente como los quería. Invité sólo a 10 personas, tuve mi propio helado (chocolate con pimentón) que se llamó Geli's Birthday, dos sabores de mini pastel (espresso y mandarina) –porque además de obsesiva soy indecisa–, 3 tazas gratis de té y una mesa de regalos, para evitar sorpresas. Si bien mis ansias de controlar absolutamente todo tal vez nunca se me quiten, ciertamente he aprendido a canalizarlas de una mejor manera para hacer de mi cumpleaños 30 lo que siempre fue en mi cabeza: perfección. Nuevamente agradezco y felicito a mi madre por tener 30 años de ser madre por segunda vez y ser, sin lugar a dudas, la persona más paciente del mundo. Hoy, con fondue de fresas, 2 pasteles diferentes, un helado exclusivo,100 dólares de crédito en mi tienda de té favorita y un jumpsuit que se me ve maravilloso, soy verdaderamente feliz.
1 Comment
Zuzu
25/5/2015 06:26:38 pm
Eres maquiavelica
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#GelichuCuando Angélica va de camino por un té y no tiene nada con qué escribir o está a punto de quedarse dormida, se le ocurren las mejores ideas. Más sobre ella. Notas anteriores
September 2020
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